El efecto de estudiar música en nuestra inteligencia

Por Javier Morillo (Director de Adictos a las Teclas)

Prácticamente no existe ninguna otra actividad que requiera tanta actividad cerebral como el estudio de la música, cuando hablamos de interpretar música, tocando un instrumento, habría que preguntarse qué partes de nuestro cerebro no están activas. Tocar un instrumento incluye una multitud de tareas, leer notas, sentir las teclas, mover los dedos, mover los pies (en el caso del órgano) y escuchar lo que se está tocando, todo eso al mismo tiempo. Y a esto hay que añadirle la expresión y las emociones que el músico quiere transmitir con cada uno de los miembros mencionados anteriormente y en cada una de las diferentes pieza que interpreta.

Javier Morillo “No es nuestro objetivo que todos lleguen a ser grandes músicos, sino que todos tengan la posibilidad de desarrollar ese precioso don con el que solo el ser humano ha sido dotado y tiene derecho a disfrutar, la inteligencia musical.”

Goltffried Schalau neurocientífico y músico ha analizado el cerebro de muchos músicos. En sus estudios hace mención sobre el descubrimiento en el que se revela que el cerebro de los músicos parece que está hecho para este trabajo. Varias zonas del cerebro de los músicos son más grandes de lo normal. Una de esas zonas es el cerebelo que, aunque solo ocupa el 10 % del volumen cerebral, este pequeño espacio contiene una mayor concentración de neuronas, mayor que el resto de todo el cerebro. El cerebelo trabaja más, y más rápido que cualquier otra parte del cerebro, ya que orquesta el movimiento de los miles de fibras nerviosas de nuestro cuerpo. Un buen pianista puede tocar 30 notas por segundo articulando muy bien, un organista añade además las notas que al mismo tiempo toca con los pies, así que un cerebelo más grande puede que sea mejor. Otra parte más grande en el cerebro de los músicos es la parte callosa, que es la encargada de transmitir información del hemisferio derecho de nuestro cerebro al hemisferio izquierdo y viceversa, algo que es necesario al tocar un instrumento pues como ya mencione anteriormente, al interpretar música utilizamos prácticamente todo nuestro cerebro. Es interesante como el prestigioso Hodward Gardner, padre y promotor de las inteligencias múltiples, demuestra en su obra como el estudio de la música interacciona con las ocho inteligencias con las que todos los seres humanos hemos sido dotados, a saber: verbal-lingüística, lógico-matemática, visual-espacial, musical, interpersonal, intrapersonal, naturalista y corporal-cinestésica. Sobre esta base y sin extendernos mucho, pues el tema daría para escribir muchas páginas, podemos estar seguros que aprender a tocar un instrumento hasta el grado de poder interpretar música con él, eleva la inteligencia global y por tanto ayuda a nuestro cerebro, comparado en muchas ocasiones a un músculo más, a crecer y a que aumente de tamaño tanto físicamente como en número de neuronas. El efecto de estudiar música en los niños. Puedo asegurar que ningún otro talento con el que ha sido dotado el ser humano tiene un desarrollo tan temprano en la vida como el musical. Es curioso como un bebé de pocos días reacciona más fácilmente ante una canción cantada de otro humano que ante la más excepcional explicación que le pudiera dar el mejor orador del planeta. Podemos hacer la prueba tratando de explicarle a un infante el por qué debe dormir o comer o tranquilizarse o por el contrario cantándole una dulce nana o canción en la que incluso podemos inventarnos la letra.

EL EFECTO DE ESTUDIAR MÚSICA EN LOS NIÑOS

Durante la infancia, los niños normales cantan y por igual balbucean, pueden emitir sonidos únicos, inventar patrones rítmicos y tonales. En ocasiones reproducen algunos de estos patrones respetando las acentuaciones rítmicas y tonales con una precisión que hace sospechar el que no pueda ser tan solo casualidad. Mechthild Papousek y Hanus Papousek (dos autoridades en la materia) afirmaron que los infantes, desde los dos meses de edad ya pueden igualar el tono, volumen y contornos melódicos de las canciones de sus madres, y que los infantes de cuatro meses pueden también igualar la estructura rítmica. Estas autoridades afirman que los infantes están predispuestos de manera especial a absorber estos aspectos de la música mucho más de lo que son sensibles a las propiedades modulares del habla, y que también pueden involucrarse en juegos sonoros que claramente muestran propiedades creativas o generativas.

Es justo a la edad en la que los niños pueden empezar a desarrollar al máximo su inteligencia musical cuando muchos padres empiezan a desviar la atención de esta importante faceta del ser humano hacia otras que sin ningún lugar a dudas también lo son como por ejemplo la verbal-lingüística, la lógico-matemática, corporal-cinestésica, etc, sin darse cuenta que el no desarrollo de la inteligencia musical afecta de manera muy desfavorable al desarrollo de la inteligencia global del niño.

Un estudio publicado por la revista Psychological Science dejó en claro los efectos positivos que tiene la música sobre la inteligencia de niños pequeños. En este estudio, el profesor E. Glenn Schellenberg demostró que en una experiencia desarrollada a lo largo de dos años, los niños que habían estudiado música habían obtenido mejores desempeños intelectuales en sus correspondientes niveles de grado, en comparación con los que no lo habían hecho. Esto evidencia una influencia decisiva de la actividad de estudiar música sobre la inteligencia global (no solo la que se aplica a los estudios musicales)

Uno de los inconvenientes con los que se encuentran muchos padres que entienden y comparten la importancia de que sus hijos se culturicen en la música es, el viejo y obsoleto sistema de enseñanza musical que existe donde viven. En la mayoría de los casos parcial y extraordinariamente selectivo. Parece ser que solo pueden estudiar música los que poseen ciertos “talentos” (idea que no concibo puesto que el talento musical forma parte de la idiosincrasia humana y no creo que solo algunos hayan sido dotados de él) o aquellos que tienen una economía boyante y pueden pagar costosísimos estudios musicales. Otra idea totalmente errónea desde mi juicio es que solo deben estudiar música aquellos que se van a dedicar a ella o van a llegar a ser grandes intérpretes. Para mí esto es tan absurdo como el que un padre dijera que su hijo solo debe estudiar gramática y lenguaje si se va a dedicar a escribir o dar conferencias, o el que solo estudiara matemáticas si se va a ser científico o algo parecido.

En Adictos a las Teclas intentamos poner freno a todas estas “trabas” intentando acercar la posibilidad de aprender a tocar un instrumento como el teclado o el piano a todas las personas, incluyendo y poniendo un interés especial en los niños. Por este motivo tenemos una clase especializada en niños de 3 a 6 años, en la que nos dedicamos no solo a jugar y movernos al son de la música, sino que desde la primera clase el niño pone las manos sobre el teclado y empieza a interpretar sus primeras notas. También disponemos de programas para todas las edades pues soy firme partidario de la archiconocida frase “Nunca es tarde si la dicha es buena. Además hemos creado un sistema que permite que cualquier economía pueda acceder a las clases.

No es nuestro objetivo que todos lleguen a ser grandes músicos, sino que todos tengan la posibilidad de desarrollar ese precioso don con el que solo el ser humano ha sido dotado y tiene derecho a disfrutar, la inteligencia musical.

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